domingo, 17 de abril de 2011

LA ENCRUCIJADA DEL SEXTO CONGRESO DEL PCC EN CUBA


Con el comienzo del sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba dio inicio una jornada que es considerada por muchos decisiva para la definición del futuro inmediato de la isla. Siendo Fidel Castro el gran ausente, su hermano Raul maniobra para intentar prolongarle la respiración a un convaleciente y agónico sistema socialista implantado forzosamente.

Visiblemente existe dentro de las filas de esa arbitraria organización política una profunda división que amenaza con cortar el paso a todo lo que huela a apertura. La víspera se supo que varias propuestas referidas por el menor de los Castro, entre las que se encontraba la reformulación de la adquisición y traspaso de propiedad inmueble, fuero totalmente ignoradas por las cinco comisiones en las que se divide el cónclave. De la misma manera, otras propuestas relativas a modificaciones en la manera y termino para ostentar el poder están siendo vapuleadas por el fuego de sectores ortodoxos leales al fidelismo.

Esta reunión sirve para poner de manifiesto los duros escollos que enfrenta el heredero del régimen comunista cubano para establecer su propia agenda e independizarse de la figura opacante de su hermano, quien aun cuenta con apoyo en las filas del PCC. Es perfectamente vaticinable que burócratas que han escalado posiciones de poder dentro de Cuba se opongan a la limitación de sus sillas o que tengan que disputarlas con cualquiera que la desee, indistintamente sea comunista o no. La gran pregunta es si el propio Raul Castro esta incluido entre esos dirigentes a quienes se limitaría. La respuesta pende de un hilo azotado por ambos lados: los raulistas recién instaurados que buscan su supervivencia y los renegados fidelistas, sustituidos, reincorosos y habidos por regresar al tiempo de gloria.

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