lunes, 20 de junio de 2011

USAR LAS ARMAS CORRECTAS PARA DERROTAR LA DICTADURA


Cuando en el siglo octavo los chinos inventaron la pólvora la humanidad dio un paso de avance en su capacidad para alcanzar objetivos mayores. Pocos años después, las potencias europeas sofisticaron el útil invento y lo adaptaron a dependencia del objetivo. Con la necesidad imperiosa de destruir blancos que eran imbatibles con simples balas de fusil se abrió paso al desarrollo de los cañones, armas capaces de destrozar objetivos de mayor tamaño. Con toda seguridad las tropas nazis hubiesen triunfado en la Segunda Guerra Mundial de no haber sido confrontados con armamento de alto calibre envés de simples municiones personales.

Este trasfondo histórico es perfectamente aplicable a la actualidad de la lucha interna por la democratización de Cuba. En esta gesta contamos con excelentes patriotas, gente tan digna como Maceo y Martí, pero tan desorganizada como vándalos medievales después de atacar una villa.

Las gestas protagonizadas por Fariñas con sus recordadas y victoriosas huelgas de hambre tuvieron gran efecto en su momento y fueron tan eficaces que obligaron a la dictadura a negociar. Pero ojo, esa es una táctica de batalla aplicable solo a situaciones limitadas para que pueda surtir efecto. El mal uso y abuso de las huelgas de hambre solo logra restarles merito y atención mediática y desgastar una mecanismo efectivo de lucha. Tal es así que los últimos cubanos que han entrado en huelga de hambre no han recibido cobertura alguna por parte de los medios mundiales de difusión.

La realidad es que la democratización de Cuba es un empresa de mayor envergadura que no se conforma con lo poco que puede aportar una huelga de hambre, cuyo fin único sea lograr la muerte de patriotas valiosos que son mucho más efectivos a la Patria contagiando a la población con su valentía desde las calles. Dejemos de intentar derrotar un gigante lanzándole bolas de algodón. Solo caerá impactado por un gran proyectil, cónsono con su tamaño. Solo el contagio persona a persona basado en la demostración callejera de que la dictadura no nos puede encerrar a todos juntos y que es posible desafiarla y vencerla nos llevará a la victoria final. Usemos el calibre correcto.