jueves, 27 de enero de 2011

CUBA ENTRE LA PASIVIDAD Y LA APATIA


Por estos días varias naciones de Oriente Medio experimentan un extraño proceso de metamorfosis popular. Países con una larga tradición autoritaria se han visto sacudidos por los gritos desesperados de sus poblaciones exigiendo el fin de sus respectivas dictaduras. Para cerrar más el círculo global, los hechos se han concentrado en la región del norte de Africa, donde preponderan naciones musulmanas dirigidas por legendarios dictadores.

Todo comenzó con el caso de Túnez, donde el pueblo, cansado de las penurias que impone todo sistema totalitario, tomó las calles y obligó al veterano dictador a abandonar el país y ceder el poder a las masas arremolinadas. El puje fue tal que de paso quedó borrado todo indicio de la existencia del otrora partido oficialista, en un intento por que nunca más llegase al poder.

Sucesivamente, y como si se tratara de un virus contagioso, comenzaron a suscitarse manifestaciones populares en otras dictaduras del área como Egipto, Yemén y Jordania. En el caso egipcio los visuales se asemejan a las protestas de la antigua R.D.A. previo a la caída del muro de Berlín, y mantienen a las fuerzas represivas del Estado en las calles intentando reducir el efecto solidario que las mismas comienzan a despertar en la población. Hasta se ha barajado la alta probabilidad de una transición pacífica al considerar la llegada al país de Mohamed Albaradei, un importante opositor demócrata, director de la agencia atómica internacional y Premio Nobel de la Paz.

Los ojos noticiosos del orbe se centran en el curso de los acontecimientos en Oriente Medio respecto a estos cambios populares. Todo parece indicar que estos pueblos han decidido forjarse un nuevo futuro lejos de las sombras de sus dictaduras y que esa decisión es final y firme.

Pero, acaso el virus democratizador africano es uno estrictamente selectivo??? Por qué Cuba, siendo también una dictadura (quizás la más vieja del mundo) no se infecta con este torrente de democracia??? Quizás la respuesta es demasiado extensa y compleja para vertirla eficientemente en estas líneas sin que se torne la lectura de las mismas una tortura. No obstante, la pasividad de la ciudadanía cubana preocupa sobremanera a aquellos que sufrimos la amarga decepción de la supervivencia del régimen cuando debió sucumbir con el Muro de Berlín y el antiguo Campo Socialista y que continuamos percibiendo la misma apatía.