martes, 29 de marzo de 2011

LA VERDAD SOBRE LA VISITA DE CARTER A CUBA


Allá para el año 2002 se suscitó en Cuba una visita impensable por todo aquel que hubiese vivido bajo el adoctrinamiento de que todo lo que apuntara al norte era sinónimo del infierno. El ex presidente norteamericano Jimmy Carter visitaba la isla comunista en lo que sería la primera visita de un presidente o ex presidente a la Cuba castrista posterior a 1959. La cabeza del régimen interno lo era todavía Fidel Castro, y su hermano Raúl apenas podía participar de manera silente de las conversaciones oficiales. No obstante, su presencia estilo guardián real británico sí le mereció el poder escuchar los planteamientos de Carter y sus propuestas como antesala a una posible negociada salida al tranque de las relaciones cubano norteamericanas, aunque no pudiese siquiera opinar al respecto.

Jimmy Carter regresó a suelo estadounidense sin promesa de tipo alguno y con una visible frustración posterior por no haber logrado su cometido. El “Comandante” lo dislocó entre visitas académicas y rondas prolongadas por sitios históricos de La Habana, cosa que diluyó el tiempo del ex mandatario y limitó las probabilidades de éxito de su agenda. En otras palabras, fue manipulado por un astuto mayor.
Actualmente, con aquel “astuto” ya convaleciente y alucinante, falto de poder interno y sustituido por su siempre sigiloso hermano, el escenario es uno totalmente diferente. Raúl Castro, tras reconocer que “se hunden”, se ha percatado que ni la más hábil maroma financiera puede salvar su reinado y se ha propuesto lanzar una serie de “cambios económicos” tanto internos como externos, cual método único para prolongar la vida de su ahora agonizante Revolución. Las movidas internas ya fueron hechas. Sin embargo, aún resta lo más importante: el flujo de efectivo norteamericano.

Para ello Raúl Castro acepta como indispensable el levantamiento de las sanciones económicas de Estados Unidos a Cuba y está dispuesto a negociar. Ante la negativa por parte de la administración Obama de realizar concesión alguna más allá de las ya otorgadas y el congelamiento de las comunicaciones por los constantes torpedeos de su hermano mayor, el Castro menor siembra sus esperanzas en un demócrata respetado al interior de su partido, con capacidad de diálogo y convencimiento interno y con acceso a Casa Blanca para intentar penetrar comunicativamente la administración actual estadounidense. El propósito es plantearle a Carter la disponibilidad de diálogo de su régimen y presentarle un plan de trabajo sobre las preocupaciones planteadas por Washington y la manera de solucionarlas y destrancar el impase, así como auscultar recomendaciones del estadounidense a cambio de la ayuda intermediaria y comunicativa del veterano ex presidente. El régimen cubano no puede esperar más y las movidas se hacen ahora o la factura será impagable.

Obviamente, si se dejase al descubierto el verdadero propósito del viaje de Jimmy Carter a Cuba no tardaría en ser blanco del ataque inmisericorde de sectores muy influyentes del exilio cubano que a todos los niveles presionarían para descarrilar la visita y tornarían el viaje en un referéndum en los medios de comunicación, cosa que se ha tratado muy bien de impedir infligiéndole a la visita la cara de un contratista preso por la dictadura que supuestamente sería el blanco de las conversaciones. El caso Allan Gross les viene de maravilla a la dictadura para disfrazar el verdadero propósito de la visita sin que sea delatable. Claro, Carter como buen demócrata aprovechará la ocasión para interceder por Gross, no podía ser de otra forma dada la dolorosa situación del norteamericano, pero su caso es un mero subterfugio ante una agenda mucho más ambiciosa y lamentablemente no lo veremos tomar el avión de regreso a casa. Siempre hemos pecado de menospreciar la capacidad analítica y calculadora de los dictadores cubanos y siempre nos han sorprendido. Las cosas no siempre son lo que parecen.

miércoles, 23 de marzo de 2011

La Declaracion de Principios presentada Marzo 21, 2011 por el Dr. Biscet


1. La libertad incondicional del pueblo cubano bajo un sistema de gobierno multipartidista, electo democráticamente a todos sus niveles y con garantías del derecho de expresión para todos, incluyendo la desvinculación del gobierno de los medios de comunicación del país.
2. La derogación de la ilegítima constitución comunista de 1976 y establecimiento de una Asamblea Constituyente soberana que elabore enmiendas a la Constitución Democrática de 1940, incluyendo la adhesión de |a Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y, la abolición de la pena de muerte. Dichas enmiendas deberían ratificarlas los representantes electos libremente.
3. El establecimiento de un Estado de Derecho que garantice la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, sin distinción de razas, sexo, etnia, religión o creencia, poniéndose fin al sistema de opresión y apartheid establecido bajo el régimen comunista.
4. La disolución de todos los organismos de carácter político, propagandístico o represivo creados por el régimen comunista desde enero de 1959, con un renovado énfasis sobre el desarrollo de las instituciones cívicas independientes que le den sostén a la nueva sociedad democrática.
5. Inmediata e incondicional libertad para todos los prisioneros de conciencia.
6. Libre acceso a los cubanos y a sus hijos radicados en el exterior a entrar y salir del país con los mismos derechos ciudadanos que los que residen en él.
7. El compromiso de costear un sistema de educación gratuita de primer orden, sin orientación política, así como un sistema básico de salud al alcance de los miles de necesitados.
8. El reconocimiento de la propiedad privada y la libre empresa como el principal pilar para fomentar el bienestar económico del país, junto con la garantía plena a los trabajadores de organizar sindicatos independientes que promuevan sus mejores intereses colectivos.
9. La reestructuración de las fuerzas armadas y su estricta desvinculación de las actividades y responsabilidades políticas y económicas del país.
10. Una vez establecida la Democracia, abogar por la eliminación del embargo comercial norteamericano y por la apertura a la asistencia económica desde el exterior hasta que Cuba pueda establecer la base para su recuperación económica.

lunes, 14 de marzo de 2011

ANTE NUESTRO LIDER.... UNIDAD!!!


Se consumó. El Dr. Oscar Elías Biscet ya fue liberado de las mazmorras de la dictadura cubana. Desmejorado físicamente y sometido a toda madeja de vejámenes para intentar, sin éxito, quebrar su entereza el Dr. Biscet regresa al seno de la Patria que lo vio nacer y que es motivo de su lucha. La dictadura, al percatarse de lo que es indudable, planificó fríamente no excarcelarlo de último para no reconocer lo que es ya una verdad innegable, que el Dr. Oscar Elías Biscet es el líder indiscutible del movimiento opositor cubano.

Biscet, remembrado por su inquebrantable coraje y su tenacidad en pie de lucha por los derechos democráticos del pueblo cubano es reconocido, tanto por la oposición interna como externa en el exilio, como el líder natural del proceso democratizador cubano y hay quienes han llegado a sugerirlo como el primer futuro presidente de una Cuba democrática. Pero cuidado... no crucemos el río antes de llegar a el.

Nuestro movimiento opositor ha padecido por décadas de un mal que nos ha impedido lograr los avances que pongan punto final a la dictadura castrista. La ausencia de un líder nato, uno capaz de aglutinar las distintas tendencias y visiones del amplio espectro que compone la oposición cubana tanto dentro como fuera de Cuba ha sido el elemento ausente que nos ha impedido el avance. Ese elemento se torna nulo con la presencia unificadora del Dr. Biscet, quien goza de gran respeto y deferencia por parte de toda la oposición.

La propuesta del Partido Alianza Democrática es a los efectos de designar al Dr. Biscet como líder oficial de todo el movimiento opositor, tanto interno como exiliado, para que con su figura se unifique la lucha y remando todos en la misma dirección pueda avanzar el barco a puerto seguro. Es la única manera de derrotar a un enemigo astuto, manipulador y experto en divisiones, que por décadas nos ha llevado la ventaja.

Nuestra exhortación a los hermanos del exilio es a apoyar esta iniciativa y hacer la designación publica lo antes posible de modo que aliniemos las fuerzas en una misma dirección. Confiamos ciegamente en que el buen juicio y la templanza del Dr. Biscet como figura puntera capaz de lograr el amplio apoyo dentro del pueblo cubano sera la clave para comenzar a ganar el terreno perdido a base de infamias y dirigirnos firmes hacia la victoria final. Hermanos... es ahora o nunca. Dejar pasar esta oportunidad nos representaría décadas de retroceso. Nominemos a quien es merecedor. Honrrar honrra.