miércoles, 9 de diciembre de 2009

EN LOS PENULTIMOS DIAS


Si urgamos en la historia de las dictaduras de la humanidad, y en especial de las latinoamericanas, de tan repugnante recordación para todos, encontraremos similitudes. Me refiero a que consecuentemente se han cometido los mismos errores cuando se les acerca la etapa final de dominio y se asoma a lo lejos el nuevo futuro, uno en el cual los viejos esbirros no figuran más allá de menciones en los libros de minutas de los tribunales de justicia, ante los cuales responden en su día por las barbaridades cometidas en contra de los pueblos durante sus gobiernos de facto.

Cuba no es la excepción a esa máxima histórica. Los rasgos y señales no denotan lo contrario. Lo que hoy sucede en la isla de Martí y Maceo responde a lo tradicional en una dictadura en clara decadencia y que se aproxima a su fin. Las nuevas olas de represión en contra de aquel sector poblacional joven que no se siente identificado con el proceso y que levanta su voz de inconformidad. La movilización visible de las fuerzas militares como un elemento intimidatorio para dejar claro el mensaje de que están dispuestos a todo con tal de conservar el poder. La búsqueda incesante de nuevas formas de financiar su proceso cuando a todas luces han quebrado al país y no sólo no hay efectivo ni crédito para sostenerlo sinó que se les debe a cuanto acreedor existe y no se les paga; esto explica por qué se le ha congelado el capital a los inversionista europeos, fundamentalmente españoles e italianos; revela lo que se pretende esconder y que dictadura tras dictadura ha sucedido ininterrumpidamente.

En fin, los síntomas de paciente hablan de su enfermedad. El masacrar a golpes a una mujer de 110 libras por expresar sus ideas; el acorralar bajo una lluvia de piedras a un anciano disidente en su propia casa; el movilizar los organos represivos y vestirlos de paisano para atacar a quienes piensan diferente con el fin de crear una falsa impresión de que el pueblo los respalda; el restringir al máximo el flujo y acceso a la información y sus medios así como muchas medidas más son un diáfano aviso de que ellos mismo predicen y reconocen estar en los penúltimos días. Ahora más que nunca hay que perseverar en la lucha, pues la victoria es nuestra y cada día está más cercana. No la dejemos ir.

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