lunes, 11 de octubre de 2010

COMO ASESINABA EL CHE GUEVARA

TESTIMONIO DE UNO DE SUS PRISIONEROS

Eran los últimos días del año 1959; en aquella celda oscura y fría 16 presos dormían en el suelo y los otros 16 presos restantes estábamos parados para que ellos pudieran acostarse, pero nadie pensaba en esto, nuestro único pensamiento era que estábamos vivos y eso era lo importante; vivíamos hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo sin saber que deparaba el segundo siguiente.

Fue como una hora antes del cambio de turno cuando el crujiente sonido de la puerta de hierro se abrió, al mismo tiempo que lanzaban a una persona mas al ya aglomerado calabozo. De momento, con la oscuridad, no pudimos percatarnos que apenas era un muchacho de 12 o 14 años a lo sumo, nuestro nuevo compañero de encierro. Y tu que hiciste?, preguntamos casi al unisono. Con la cara ensangrentada y amoratada nos miro fijamente, respondiendo: por defender a mi padre para que no lo mataran, no pude evitarlo, lo asesinaron, los muy hijos de perra.

Todos nos miramos como tal vez buscando la respuesta de consuelo para el muchacho, pero no la teníamos. Habían pasado otros tres días que no fusilaban y cada día teníamos mas esperanza de que todo aquello acabaría, los fusilamientos son inmisericordes, te quitan la vida cuando mas necesitas de ella para ti y para los tuyos, sin contar con tus protestas o anhelos de vida.

Nuestra alegría no duro mucho mas, cuando la puerta se abrió, llamaron a 10, entre ellos al muchacho que había llegado ultimo; nos habíamos equivocado, pues a los que llamaban nunca mas los volvíamos a ver. Como era posible quitarle la vida a un niño de esta forma; seria que estábamos equivocados y nos iban a soltar?. Cerca del paredón donde se fusilaba, con las manos en la cintura, caminaba de un lado a otro el abominable Che Guevara. Dio la orden de traer al muchacho primero y lo mando a arrodillarse delante del paredón. Todos gritamos que no hiciera ese crimen, y nos ofrecimos en su lugar. El muchacho desobedeció la orden, con una valentía sin nombre le respondió al infame personaje: "si me vas a matar tendrás que hacerlo como se mata a los hombres, de pie, y no como a los cobardes, de rodillas".

Caminando por detrás del muchacho le respondió el Che: con que sois un pibe valiente... desenfundando su pistola le dio un tiro en la nuca cercenando casi su cuello. Todos gritamos: asesinos, cobardes, miserables, y tantas otras cosas mas. Se volteo hacia nosotros y vació el peine de la pistola, no se a cuantos mató o hirió; de esta horrible pesadilla, de la cual nunca logramos despertar, pudimos darnos cuenta que aunque heridos estábamos en aquella clínica Calixto García, por cuanto tiempo no lo sabríamos, pero una cosa si estaba clara, nuestra única baraja era la de escapar, era nuestra única esperanza de supervivencia.

No hay comentarios: